¿Miedo?

El cementerio está lleno de valientes y las aulas llenas de cobardes, ¿o no es así? ¿Cómo llamarías a todos aquellos que entran en su clase sin haber pensado ni un sólo segundo en todo el largo verano en los que serán sus compañeros de andanzas durante un par de años? 

Pero no venía a eso: venía a decir que este año yo tengo algo parecido al miedo. Tras una experiencia preciosa con unos peques geniales, me encuentro ante un cambio de ciclo (en realidad vuelvo a mis orígenes: el tercer ciclo) y un cambio de realidad (posibilidad de quinto y sexto juntos) y con unos alumnos que, sobre el papel, son... bueno, mejor no prejuzgar, pero con algunos ya he tenido un par de palabras. Y me encuentro con la ilusión de estar mirando cosas, de pensar cómo enfocar el curso, de haber creado ya el blog que utilizaré con ellos. Y, de frente, me veo nerviosa, sin saber bien cómo canalizar toda esa energía no positiva que nos vamos a encontrar. Por último me asalta la duda: ¿será suficiente la inteligencia emocional de ambas partes (la mía, la suya y la que desarrollemos juntos) para seguir avanzando y aprender?