Estamos viendo estos días cómo la religión está invadiendo nuestros espacios, los de todos, creyentes y no creyentes. Estamos asistiendo a la indignación de algunos ante el despilfarro público (que habrá que demostrar), al despilfarro privado (que también pagamos entre todos, no olvidemos los despidos realizados para aumentar beneficios que han ido a parar ahí, a una visita privada).
A mí no me parece mal que venga (yo estuve viendo a JPII), pero no creo que su visita tenga que repercutir tanto, tantísimo, en la vida de gente que ni cree ni tiene ganas de hacerlo. Tampoco me parece de recibo que un señor, por muy Papa que sea, se crea con el derecho de venir a España, sentarse en el púlpito y dar lecciones, como si de la mismísima Palabra de Dios se tratara, sobre lo que el resto de las personas (creyentes o no, insisto) debemos hacer y/o creer.
Somos un estado laico en el que la religión está demasiado presente, donde la religión divide demasiado, donde lo cristiano resuena demasiado poco y lo católico suena demasiado. Vivimos en un mundo loco, donde creer que el mensaje de Cristo (ese del amor incondicional y cosas de esas) se entiende como algo de derechas, cuando no hay nada más radicalmente de izquierdas que el compartir, el luchar por y con los que están en lucha.
Por eso, la religión fuera de la escuela, porque dogmatiza, porque hace las cosas complicadas, porque está mediatizada, porque no educa.
Y no a la visita de B16, porque él no ayuda a que todo sea más fácil y ya tenemos bastantes problemas...
Ole tú ;)
ResponderEliminarGracias, me hiciste sonreír! :)
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